Curita


¿Amar o depender?
Walter Riso
Extinción

Si le tengo miedo a las arañas, la mejor manera de vencer la fobia es permanecer el tiempo suficiente con ellas para que mi organismo se habitúe a la adrenalina: a este proceso lo llamamos  extinción. Algo similar puede aplicarse ante la muerte de un ser querido. La mejor fórmula es lograr la aceptación total y radical de la pérdida mediante exposición. Es decir, promover el contacto con todo lo que recuerde al fallecido hasta agotar el dolor: a este proceso lo llamamos elaboración del duelo.

Pero cuando se trata de apegos, la cosa es distinta. Las adicciones no se vencen por exposición. Aquí la mejor opción es el autocontrol y la resistencia activa. Recordemos que en la adicción  no hay empalago; por el contrario, cuanto más droga recibe el adicto, más dependencia crea. A veces parecería no haber límite.

Muchas personas apegadas y hartas con su problema, deciden equivocadamente terminar con la enfermedad metiéndose en la boca del lobo. La creencia que los anima es: “Si lo enfrento, mejor… Más rápido acabo con esto”. Pero el resultado de esta estrategia suele ser el agravamiento de los síntomas: más amor, más locura y más obsesión. No podemos procesar la pérdida si el enfermo está en cuidados intensivos. Nadie entierra a un familiar vivo antes de tiempo, así esté en estado de coma. Cuando la persona apegada pierde toda esperanza de reconciliación afectiva o de mejoría, y acepta que ya no  hay nada que hacer, apenas comienza a procesar realmente la ausencia. Entonces sí, la exposición puede dar resultado. Pero antes, cuando la  dependencia está viva y en pleno auge, cualquier aproximación a la persona que se quiere olvidar es activar inútilmente el dolor, sensibilizar el amor y fortalecer el apego.



Carne de Cristo


Carne de  Cristo 
Cuentan los evangelios que durante la última cena entre Jesús y sus Discípulos, se instauro uno de los rituales religiosos más significativos y extraños del cristianismo; los fieles seguidores debían "comerse" a su maestro y "beber" su sangre, en señal de que aceptaban su necesidad de pureza y redención de pecados a través del sacrificio de un ser puro.

Las paradojas del cristianismo son muchas: dar la otra mejilla al que golpea, amar al enemigo, la realización en base a la abstención y alcanzar la gloria a través de la humillación. En la actualidad esas paradojas se han convertido en ironías; el espíritu de mansedumbre y humildad del cristianismo ha llegado a ser pedantería, corrupción e hipocresía, partiendo de sus autoridades y replicando en sus feligreses, con muy honrosas excepciones.

“Carne de Cristo” es un objeto de consumo ofrecido por una iglesia que ya no sigue sus principios y que ha reducido su influencia espiritual en tradiciones vacías y automatizadas; como si la publicidad hubiera vencido al recogimiento, como si no bastara con comernos al mundo  y convertirnos en caníbales, que ahora nos comemos a Dios como si se tratase de una oferta de supermercado.

Eduardo Quispe Alarcón 






Invitación (Muestra Gratis)










Historia de la Fealdad
Umberto Eco
La Pasión, la muerte, el martirio / El Dolor de Cristo (2007)

El arte Paleocristiano se limitó a la imagen bastante idealizada del buen pastor. La crucifixión no se consideraba un tema iconográfico aceptable y a lo sumo era evocada a través de simbolismo abstracto de la cruz. Se ha sugerido que la resistencia a representar a Cristo dolorido se debió asimismo a disputas teológicas y a la batalla contra los herejes que pretendían afirmar su única naturaleza humana y le negaban la naturaleza divina.Habrá que esperar hasta bien entrada la Edad Media para que en el hombre crucificado se reconoce a un hombre de verdad, derrotado, ensangrentado y desfigurado por el sufrimiento, y para que la representación tanto de la crucifixión como de las distintas fases de la pasión se vuelva dramáticamente realista y celebre la humanidad de Cristo en su sufrimiento. En el Llanto sobre Cristo muerto pintado por Giotto para la capilla de los Scrovegni, lloran todos los personajes de la escena (incluidos los ángeles) y sugieren al fiel sentimiento de la compasión por un ser con el que hay que identificarse.

De este modo la imagen del Cristo doliente pasará también a la cultura renacentista y barroca en un crescendo de erótica del dolor, en el que la insistencia en el rostro y en el cuerpo divino atormentado por los sufrimientos se moverá en los límites de la complacencia y de la ambigüedad, como ocurre con el Cristo de más que sangrante, sanguinolento de La pasión cinematográfica de Mel Gibson.




Alas de Mosca


Indicaciones:

Puede usarlo en los momentos que necesite agilidad, rapidez y viveza para aprovecharse de todo por buenos o malos medios.