Carne de Cristo


Carne de  Cristo 
Cuentan los evangelios que durante la última cena entre Jesús y sus Discípulos, se instauro uno de los rituales religiosos más significativos y extraños del cristianismo; los fieles seguidores debían "comerse" a su maestro y "beber" su sangre, en señal de que aceptaban su necesidad de pureza y redención de pecados a través del sacrificio de un ser puro.

Las paradojas del cristianismo son muchas: dar la otra mejilla al que golpea, amar al enemigo, la realización en base a la abstención y alcanzar la gloria a través de la humillación. En la actualidad esas paradojas se han convertido en ironías; el espíritu de mansedumbre y humildad del cristianismo ha llegado a ser pedantería, corrupción e hipocresía, partiendo de sus autoridades y replicando en sus feligreses, con muy honrosas excepciones.

“Carne de Cristo” es un objeto de consumo ofrecido por una iglesia que ya no sigue sus principios y que ha reducido su influencia espiritual en tradiciones vacías y automatizadas; como si la publicidad hubiera vencido al recogimiento, como si no bastara con comernos al mundo  y convertirnos en caníbales, que ahora nos comemos a Dios como si se tratase de una oferta de supermercado.

Eduardo Quispe Alarcón 






Invitación (Muestra Gratis)










Historia de la Fealdad
Umberto Eco
La Pasión, la muerte, el martirio / El Dolor de Cristo (2007)

El arte Paleocristiano se limitó a la imagen bastante idealizada del buen pastor. La crucifixión no se consideraba un tema iconográfico aceptable y a lo sumo era evocada a través de simbolismo abstracto de la cruz. Se ha sugerido que la resistencia a representar a Cristo dolorido se debió asimismo a disputas teológicas y a la batalla contra los herejes que pretendían afirmar su única naturaleza humana y le negaban la naturaleza divina.Habrá que esperar hasta bien entrada la Edad Media para que en el hombre crucificado se reconoce a un hombre de verdad, derrotado, ensangrentado y desfigurado por el sufrimiento, y para que la representación tanto de la crucifixión como de las distintas fases de la pasión se vuelva dramáticamente realista y celebre la humanidad de Cristo en su sufrimiento. En el Llanto sobre Cristo muerto pintado por Giotto para la capilla de los Scrovegni, lloran todos los personajes de la escena (incluidos los ángeles) y sugieren al fiel sentimiento de la compasión por un ser con el que hay que identificarse.

De este modo la imagen del Cristo doliente pasará también a la cultura renacentista y barroca en un crescendo de erótica del dolor, en el que la insistencia en el rostro y en el cuerpo divino atormentado por los sufrimientos se moverá en los límites de la complacencia y de la ambigüedad, como ocurre con el Cristo de más que sangrante, sanguinolento de La pasión cinematográfica de Mel Gibson.